Parece pajarito by Coqui Ortiz

Grabado en febrero del 2005 en Estudio Zeta de José Rodríguez
Resistencia Chaco Argentina.
Operador –Gustavo Viveros
Productor de grabación Negro Aguirre

Mezclado por Iván Tarabelli, Carlos Aguirre y Coqui
Masterizado por Iván Tarabelli
Estudio “El Dínamo”
Rosario-Santa Fe-Argentina
Diseño- Luciano Acosta “Dos puntas comunicación”


//
Una tarde, hace bastante tiempo, quizá 8 años, estaba tocando la guitarra en el patio de casa. Al rato, la oscuridad se había llevado todo y quedé solo entre el murmullo del barrio y una nostalgia tan grande, que cuando me di cuenta ya era un cielo de mis ojos.
Escuche venir, desde la casa de algún vecino, ese chamamé a paso lento y me entregué una vez más, sin saberlo aún, al interminable recuerdo. Alguien me enseño a recordar siempre y siento nostalgia hasta del futuro. Anhelé y soñé con tanta intensidad que aún aquellas cosas que no llegué a vivir realmente, se me adentraron tanto que las extraño y las espero.
Aquí está mi viejo fumando temprano, pegado a la radio o silbando entre el humo del asado dominguero. Mi abuela y Doña Ceci que me daban el “matecocido con bananas” y una palmadita antes de que salga corriendo para la canchita. La guitarra, los vagos del barrio, los acordes que me pasaron Martillo y Carlota, las primeras canciones: ”Garzas Viajeras” que, después de aprenderla, me llevó tanto tiempo poder cantarla sin echar un lagrimón. La magia de aquellas noches en busca de una guitarreada: el ir llegando y alguien que dice “che, parece que acá esta el cabezón Cayé tocando”; yo también quise ser como él. El buen modo con que Ricardo, el extraño pájaro de las costas del Uruguay, me enseñó a escuchar la música y a ser músico de oficio y disfrutar del camino. Los largos mates con Germán, aprendiendo y viendo con sus ojos otros colores. José y el amor que espera, y que lo llevó volando un día. El compadre Juan, loco viejo al que se le ocurrió aparecer de repente y dispararme con una guitarra en el pecho a un metro de distancia, de un soplo se me volvió una especie de duende a quien acudí con penas para que me hiciera una cura de vidalas. Y el loco Jorgito, mi hermano, que desapareció para siempre un día, sin que terminemos de tomar el vino. Mis compañeros de la ronda con quienes aprendí a valorar la grandeza de las pequeñas cosas, a defender la belleza y construirle un templo. Don Aledo y su generosidad de siempre y la alegría de compartir un nuevo fruto. Esa canción que nació como un juego, que abrió un camino rasgueando triple y que al fin me trae de vuelta a la querencia. El Negro Aguirre como siempre, revoloteando para cuidar mi sueño.
Parece Pajarito nació una tarde en que llevaba a mi hija en bicicleta: entre reguntas y respuestas ella djo: “¿y el abuelo Alfredo donde está? “Se fue” le respondí. Ella insistió: “Sí, pero ¿adónde se fue? ”Al cielo”. “¡¡EEhhhhhh!!” me dijo, “Parece pajarito ¿eh?”
Cuenta una leyenda del picaflor que cuando un abuelo muere en el lugar donde fueron enterrados sus huesos nacen flores, entonces el picaflor es el pájaro encargado de venir a beber de esas flores para llevar el alma a un lugar bendito. Cuando se canta la canciòn del picaflor es para invocar al espíritu del abuelo a que nos siga iluminado el camino .
Este es un disco lleno de nostalgia, de alegrìa y sobre todo de profundo agradecimiento
Pero ya veo, los aromas nos envuelven y el horizonte nos llama siempre y ahí vamos .... De pronto Paloma entra y me dice -no cantes Garzas Viajeras que me hace lagrimitas-
Ahí seguimos......

En la obra de Coqui Ortiz habitan formas tradicionales del litoral como: décimas o coplas, chamamé, rasguido doble o milongón, tanto propias como de grandes referentes de la música regional, pero también parte de la misma se funde a la trova latinoamericana, paseando por la canción, el candombe y otros ritmos que fluyen destacando su trabajo como guitarrista y cantante.