Apretado el planeta plástico, tan falso que ni plástico verdadero es. Esperemos que hasta la asfixia. Al menos los no nacidos tal vez puedan vivir bien. Un traqueteo, no se preocupen, son los literatos decimonónicos. El monstruo del cambio. Se acercan las festividades de lo nuevo. ¿Será que aprendimos algo acerca de lo nuevo? El mundo no necesita un terremoto más. Alguien apila piedritas y espera ansioso sacar fotito al siguiente derrumbe por venir. A derecha e izquierda te van a acechar los vapores de los entes del sueño. Esperemos que te dicten cosas buenas. Replican la vigilia de tu corazón. Mandibuleando y paladeando, todo sofocado. Las dulces órdenes del mundo. El juguetito atravesó la reja, lo hizo con sonrisa, hasta con caricia y todo. Son las gafas negras las que te muestran el verdadero tono. Le vas a romper los dientes a tu amigo con tal de no ver. La puerta está abierta pero la invitación asusta. Aunque es una puerta abierta, al fin. Vamos a recablear el cerebro para darle una interpretación que ablande las tensiones. Flojito y entregado, por fin. El chasquido es lo único real en medio de todo el sofisticado desvío de la acción. La máquina enloquecida no va a parar, se enroscó en su propio ritmo y no va a parar. No sabe a dónde va, pero va seguro. Las contingencias están permitidas, sin embargo, el destino es inexorable.